A veces, pequeños cambios en nuestros hábitos o en nuestra forma de ver la realidad pueden desencadenar grandes y beneficiosas repercusiones en nuestra vida. Científicamente, se denomina a este fenómeno Efecto Mariposa.Las que os propongo a continuación son 14 sugerencias muy sencillas y fáciles de poner en práctica, cuya aplicación, a buen seguro, aumentará vuestro grado de salud y de bienestar. Las dividiré en dos grupos: Alimentación y Generales.
ALIMENTACIÓN
1) Comer pausadamente y masticar y ensalivar detenidamente los alimentos (es imprescindible para que éstos sean digeridos correctamente, evitando así la formación de toxinas y de gases).
2) Ir sustituyendo los alimentos refinados o procesados por alimentos naturales e integrales (sientan mejor al organismo, se asimilan fácilmente y nutren más).
3) Aumentar el consumo de frutas y verduras (nos ayudan a regularizar nuestras funciones intestinales, nos aportan agua y valiosos nutrientes y constituyen una excelente fuente de salud y de belleza).
4) Reducir el consumo de fritos, café y de bebidas alcohólicas (por mucho que se diga, los escasos beneficios que pueda aportar alguno de ellos no compensan, en absoluto, sus muchos inconvenientes).
5) Cocinar con recipientes de acero inoxidable y con utensilios de madera (ya que estos materiales son completamente inocuos).
6) No abusar de ningún alimento ni comer en exceso, sobre todo en las cenas (dice el refrán: Desayuna bien, come más, cena poco y vivirás).
7) Beber y cocinar con un agua lo más pura posible (de mineralización débil), pues nuestro organismo, en un elevado porcentaje, está hecho de agua.
GENERALES
1) Cultivar relaciones cordiales y amistosas, preferiblemente, con todo el mundo (evitando, a ser posible, tensiones o discusiones con los demás).
2) Aumentar la necesaria autoestima (amar a los demás es muy saludable, tan saludable como amarnos a nosotros mismos, dándonos en cada momento lo mejor; todos/as lo merecemos).
3) Practicar algún tipo de actividad física con regularidad (caminar, pasear, hacer deporte, nadar, yoga, senderismo, bailar, etc.).
4) Aprender a perdonar, a dar a las gracias por cuanto se nos da y a pedir las cosas de una manera amable.
5) Respetar siempre a la Naturaleza y a sus seres, incluyendo a los seres humanos (y a uno/a mismo/a, por supuesto). Quien maltrata a la Naturaleza, se maltrata a sí mismo/a.
6) En la medida de lo posible, expresar lo que llevamos dentro, es decir, no reprimir nuestras emociones ni nuestros sentimientos.
7) Tener un sueño que te entusiasme e ilusione (no importa lo que piensen los demás al respecto) y hacer todo lo posible por materializarlo; sin olvidar que es importante llegar a la meta, pero no menos importante disfrutar del camino hacia la misma.
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Lo del Efecto Mariposa es real. Cualquiera puede comprobarlo: acontecimientos aparentemente insignificantes pueden provocar grandes cambios en nuestra vida. He conocido a gente, por ejemplo, a la que le ha cambiado la vida un libro, una conversación con un desconocido, una película vista en el cine, o una simple decisión tomada en el momento oportuno.
Al hilo de esto, me viene a la memoria el caso de Mercedes G., una amiga mía. La pobre estaba desesperada porque todo le salía mal. Atravesaba por una racha que ya duraba demasiado tiempo. Así que le propuse algo muy simple: que dejara de hacer tres cosas que ella reconocía que le perjudicaban mucho. En su caso: no hacer nada de ejercicio, fumar y darse con frecuencia atracones de chocolate.
Admito que lo suyo fue echarle muchísimo valor al desafío, pero en menos de dos semanas consiguió cambiar esos hábitos insalubres por otros muy saludables: sustituyó el cigarrillo por trocitos de regaliz, se apuntó a un grupo de senderismo y redujo el consumo de chocolate a una vez al mes y en cantidad muy moderada.
Los cambios no tardaron en aparecer y en comenzar a sucederse: encontró pareja y un trabajo mejor y al cabo de un año dio a luz a una preciosa niña.
¿Pura coincidencia? Tal vez. Aunque yo creo que nada en la vida sucede por casualidad. Al menos, esa es mi experiencia.
1) Comer pausadamente y masticar y ensalivar detenidamente los alimentos (es imprescindible para que éstos sean digeridos correctamente, evitando así la formación de toxinas y de gases).
2) Ir sustituyendo los alimentos refinados o procesados por alimentos naturales e integrales (sientan mejor al organismo, se asimilan fácilmente y nutren más).
3) Aumentar el consumo de frutas y verduras (nos ayudan a regularizar nuestras funciones intestinales, nos aportan agua y valiosos nutrientes y constituyen una excelente fuente de salud y de belleza).
4) Reducir el consumo de fritos, café y de bebidas alcohólicas (por mucho que se diga, los escasos beneficios que pueda aportar alguno de ellos no compensan, en absoluto, sus muchos inconvenientes).
5) Cocinar con recipientes de acero inoxidable y con utensilios de madera (ya que estos materiales son completamente inocuos).
6) No abusar de ningún alimento ni comer en exceso, sobre todo en las cenas (dice el refrán: Desayuna bien, come más, cena poco y vivirás).
7) Beber y cocinar con un agua lo más pura posible (de mineralización débil), pues nuestro organismo, en un elevado porcentaje, está hecho de agua.
GENERALES
1) Cultivar relaciones cordiales y amistosas, preferiblemente, con todo el mundo (evitando, a ser posible, tensiones o discusiones con los demás).
2) Aumentar la necesaria autoestima (amar a los demás es muy saludable, tan saludable como amarnos a nosotros mismos, dándonos en cada momento lo mejor; todos/as lo merecemos).
3) Practicar algún tipo de actividad física con regularidad (caminar, pasear, hacer deporte, nadar, yoga, senderismo, bailar, etc.).
4) Aprender a perdonar, a dar a las gracias por cuanto se nos da y a pedir las cosas de una manera amable.
5) Respetar siempre a la Naturaleza y a sus seres, incluyendo a los seres humanos (y a uno/a mismo/a, por supuesto). Quien maltrata a la Naturaleza, se maltrata a sí mismo/a.
6) En la medida de lo posible, expresar lo que llevamos dentro, es decir, no reprimir nuestras emociones ni nuestros sentimientos.
7) Tener un sueño que te entusiasme e ilusione (no importa lo que piensen los demás al respecto) y hacer todo lo posible por materializarlo; sin olvidar que es importante llegar a la meta, pero no menos importante disfrutar del camino hacia la misma.
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Lo del Efecto Mariposa es real. Cualquiera puede comprobarlo: acontecimientos aparentemente insignificantes pueden provocar grandes cambios en nuestra vida. He conocido a gente, por ejemplo, a la que le ha cambiado la vida un libro, una conversación con un desconocido, una película vista en el cine, o una simple decisión tomada en el momento oportuno.
Al hilo de esto, me viene a la memoria el caso de Mercedes G., una amiga mía. La pobre estaba desesperada porque todo le salía mal. Atravesaba por una racha que ya duraba demasiado tiempo. Así que le propuse algo muy simple: que dejara de hacer tres cosas que ella reconocía que le perjudicaban mucho. En su caso: no hacer nada de ejercicio, fumar y darse con frecuencia atracones de chocolate.
Admito que lo suyo fue echarle muchísimo valor al desafío, pero en menos de dos semanas consiguió cambiar esos hábitos insalubres por otros muy saludables: sustituyó el cigarrillo por trocitos de regaliz, se apuntó a un grupo de senderismo y redujo el consumo de chocolate a una vez al mes y en cantidad muy moderada.
Los cambios no tardaron en aparecer y en comenzar a sucederse: encontró pareja y un trabajo mejor y al cabo de un año dio a luz a una preciosa niña.
¿Pura coincidencia? Tal vez. Aunque yo creo que nada en la vida sucede por casualidad. Al menos, esa es mi experiencia.
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