"Atrapado en el tiempo"

Todas las películas que recomiendo en Saliment tienen mucha miga. Poseen un denominador en común: un trasfondo particularmente sustancioso del que, en mi opinión, se pueden extraer interesantes enseñanzas muy útiles para nuestra vida cotidiana.

A la que hoy os presento, Atrapado en el tiempo, rodada en 1993 y dirigida por Harold Ramis, le tengo un especial cariño, por varias razones. Lo primero, por su protagonista, Phill (Bill Murray), quien ya se ganó mis simpatías en Cazafantasmas. Aunque su compañera de reparto, Rita (Andy MacDowell) tampoco desmerece en absoluto. Juntos interpretan una divertida comedia, apta para todos los públicos, cuya trama, al menos a mí, me dio mucho que pensar.

Phill, un afamado hombre del tiempo de televisión, pasa por ser una persona bastante desagradable para la gente que le rodea, despertando el rechazo de la mayoría de sus congéneres. Cierto día se dirige con sus compañeros de rodaje a un pueblo de la geografía norteamericana para relatar los pormenores de un renombrado evento relacionado con la climatología. Y, cuál es su sorpresa, descubre una buena mañana que los días comienzan a repetírsele. Sí, el mismo día, una y otra vez.

Por supuesto, esta insólita situación, al principio, le hace sentir muy incómodo y confuso. Sin embargo, conforme van transcurriendo los días, empieza a comprender la razón de ser del extraño fenómeno: la vida, por decirlo de algún modo, pretende que Phill vaya mejorando como ser humano hasta convertirse en una persona, digamos, impecable. Sólo cuando esto suceda, terminará la maldición.

Probablemente, en un primer momento, esta película os resulte un tanto sorprendente, pero si os paráis un momento a reconsiderarla, tal vez descubráis que su guión, en realidad, es... como la vida misma. ¿Acaso no hay situaciones que se nos repiten una y otra vez... hasta que las superamos? ¿No es cierto, bien mirado, que la vida es como una universidad en la que se nos examina constantemente y donde repetimos curso si no damos la talla?

Efectivamente, la vida nos coloca a menudo en situaciones incómodas, desagradables o dolorosas, tesituras en las que podemos elegir cómo actuar: ya sea de un modo armónico o inarmónico, constructivo o destructivo, movidos por el amor o por el temor... Y, obviamente, según elegimos y actuamos, así nos van después las cosas.

Lo interesante, se repitan o no nuestras jornadas, es que cada día que vivimos es una oportunidad que tenemos de mejorar, de crecer y de ser mejores. Tal vez fuera esa la idea que quería transmitir el director y guionista de Atrapado en el tiempo. Un filme que, como mínimo, os divertirá y entretendrá, que podréis ver tranquilamente con los críos, y que incluso puede que dé para un animado debate familiar sobre el curioso argumento del largometraje.

A mí, desde luego, me encantó.

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