Dolor de garganta, reflexología podal y magnetoterapia.

Ayer tarde se me despertó un progresivo dolor de garganta. Entonces, como andaba por el centro de Valencia, me dirigí a una renombrada herboristería en busca de un remedio rápido. Elegí, de entre los varios que allí encontré, un pulverizador a base de propóleo (según me indicó la licenciada, de lo mejorcito que tenían en la tienda).

Dada la inocuidad del producto, y mi dolor de garganta, que iba en aumento, decidí doblar la dosis sugerida en el envase y aplicármelo varias veces a lo largo de la tarde. Sin embargo, cuando llegó la noche, lejos de menguar la molestia, se había acentuado.

Un amigo, reflexoterapeuta y de visita en mi casa, tuvo a bien regalarme un masaje con la intención de aliviar mi malestar, masajeando con sus dedos, sobre todo, la zona inmediatamente inferior al dedo gordo del pie (que se corresponde con el cuello y con la garganta).

Así las cosas, diría que el masaje sólo me alivió un poco. ¿Qué hago ahora?, me dije entonces.

Pensé: Si la zona que me ha masajeado mi amigo se corresponde, reflejamente, con la garganta, ¿qué pasaría si sobre ella aplicara el polo norte de un imán (analgésico, antiinflamatorio, antiinfeccioso)? Pues así lo hice: coloqué sobre la mencionada área de mis pies sendos imanes y acto seguido me metí en la cama.



¿Y cómo he amanecido? Pues sin rastro de dolor. Nada de nada. De lo que deduzco dos cosas: que, efectivamente, los imanes (he utilizado dos de neodimio y alta potencia) poseen un comprobado efecto analgésico (por de pronto); y que, fuera de toda duda, podemos influir positivamente en los distintos órganos del cuerpo actuando (masaje, acupuntura, magnetoterapia, termoterapia, etc.) sobre sus zonas reflejas (pies, manos, orejas, etc.).

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