El plátano engorda y adelgaza

Un título aparentemente contradictorio, pero solo aparentemente. En realidad, tiene toda su razón de ser. Veréis por qué.

El almidón (un tipo de azúcar complejo) es una sustancia que engorda a quien tiene tendencia a ello, y existen varios alimentos de uso común que son ricos en esta sustancia. Por ejemplo, el pan y la patata. Sin embargo, cuando el pan se tuesta (homogéneamente, por fuera y por dentro), el almidón se convierte en dextrina (azúcar sencillo de color amarillento), que no engorda. Lo mismo sucede con la patata: al hervirla u hornearla el almidón se convierte en azúcares sencillos, pero cuando se fríe el interior queda crudo y el almidón no se transfroma. Por eso, las patatas fritas engordan tanto.

Con el plátano ocurre algo similar: cuando está verde, engorda; y cuando está maduro, por contra, tiende a adelgazar (sobre todo, por su riqueza en yodo, el cual estimula la glándula tiroides, que, a su vez, acelera el metabolismo). A lo que se impone una pregunta: ¿cómo saber cuando un plátano está suficientemente maduro? La respuesta es muy simple: si al pelarlo, cruje la piel, entonces, engorda; si la piel no cruje, adelgaza. Es así de sencillo. La experiencia que he observado en muchas personas me lo ha confirmado a lo largo de los años.

Por otro lado, si decidís comer plátanos, convendrá que tengáis en cuenta lo siguiente:

- que su riqueza en potasio ayuda a eliminar líquidos retenidos y a reducir la hipertensión;
- su abundante hierro lo hace ideal para corregir la anemia,
- si no está maduro, estriñe; si lo está, laxa;
- su diversidad y abundancia de vitaminas del grupo B lo hacen ideal para equilibrar todo tipo de disfunciones y alteraciones del sistema nervioso,
- se puede comer tranquilamente (sólo si está maduro) para mejorar la acidez del estómago o, incluso, las úlceras;
- la cáscara colocada sobre las verrugas ayuda a eliminarlas,
- si están maduros, serán una ayuda inestimable para los deportistas, pues sus azúcares proporcionan gran cantidad de energía;
- mejor comerlos solos que acompañados de otras frutas (menos aún, si éstas son ácidas, como el kiwi, la naranja, la piña o la fresa).

Desde luego, mejor que sean ecológicos los que compréis, porque si no lo son pueden haber sido tratados en países remotos (y poco rigurosos con las políticas fitosanitarias) con abundantes pesticidas o abonos químicos (nada recomendables).

En cualquier caso, una fruta que conviene tener en el frutero.

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