Las tiendas de bicicletas sustituyen a los concesionarios de coches

En la planta baja de la esquina de la Avenida de Aragón con la Avenida del Puerto, en Valencia, ya he contado, por lo menos, tres concesionarios de automóviles sucesivos; el último de ellos de la marca Jeep. Pero a pesar de que el bajo está ubicado en un lugar óptimo y comercialmente estratégico, parece ser que ninguna de esas iniciativas empresariales ha prosperado.

Sea porque el mundo cambia, sea por las consecuencias de la crisis mundial, los negocios de bicicletas (alquiler y venta) se van abriendo camino, y consolidando, en un mercado que se transforma rápidamente, acompasando la demandas de los consumidores que viven esta nueva coyuntura económica.

Comoquiera que sea, en el referido local, próximamente, va a inaugurarse una macrotienda de alquiler y venta de bicicletas que, en caso de prosperar, sería un excelente ejemplo de un cambio en las tendencias de compra. Porque es evidente que, quien pretenda servirse de un vehículo para sus desplazamientos urbanos, le resultará infinitamente más barata de mantener una bicicleta que un coche. Máxime, con los precios al alza de los carburantes y a punto de rebasarse (si es que no se ha rebasado ya) el Pico del Petróleo.

En todo caso, celebro la mudanza. Y animo a los usuarios cotidianos de automóviles que reconsideren sus hábitos. Es cuestión, simplemente, de pararse unos minutos y de hacer números. Además, una bicicleta no gasta gasolina, no requiere seguro, no paga impuesto de circulación, y, por supuesto, y no menos importante: no contamina.

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