Orgullo vs. Humildad

Os dejo con un texto que he redactado para la ocasión.


ORGULLO VS. HUMILDAD

Orgullo: Toda la culpa de la grave crisis por la que atraviesa este pueblo la tiene el alcalde. Por tanto, es a él a quien le corresponde sacarnos de ella.
Humildad: Como ciudadano, que soy, de este municipio, poseo mi parte de responsabilidad en esta crisis. Así pues, seguro que puedo aportar mi grano de arena para que salgamos de ella.

O: Eres muy exigente y radical, y no me gusta que me llames la atención. Yo soy muy respetuoso y siempre procuro no molestar a nadie.
H: Tienes razón: en los últimos días he hecho más ruido de lo habitual, y te pido disculpas. Siento haberte despertado. Tendré más cuidado en lo sucesivo.

O: Los valencianos somos mucho mejores que los catalanes, que los vascos o que los madrileños. Vamos, ni punto de comparación.
H: Tanto en Valencia, como en Cataluña, Euskadi o Madrid hay personas encantadoras y otras que no lo son tanto. En todas partes se cuecen habas.

O: ¡Este gobierno es una basura, el peor de nuestra historia y el que nos está llevando a la ruina! Todas sus políticas son un desastre, son equivocadas y sólo persiguen perjudicar a los ciudadanos.
H: En este gobierno hay aciertos y, en mi modesta opinión, algunos desatinos. Por eso, como líder de la oposición, voy a reunirme con el presidente para tenderle mi mano y manifestarle mi buena predisposición para que, juntos, impulsemos el crecimiento y el bienestar de nuestro país.

O: ¡Jamás te perdonaré lo que me hiciste!
H: Pienso que si pudiera comprender por qué lo hiciste, podría perdonarte. Además, bien mirado, eso mismo podría haberlo hecho yo si hubiera estado en tus circunstancias.

O: No tengo ganas de discutir. No me vas a convencer. Estás completamente equivocado. Y por lo que me han contado los demás, eres un impresentable.
H: Me apetece dialogar contigo y conocer de primera mano tu punto de vista, sin intermediarios. De ese modo, podremos contrastarlo con el mío y ver si podemos llegar a un punto de acercamiento.

O: ¡Eres una perezosa, y ya estoy harta de ti! Sólo piensas en Internet, en salir con tus amigas y en hacer botellón. Ni siquiera me das un beso de despedida cuando sales por la puerta. ¡Egoísta! Te prohibo salir hasta nueva orden.
H: Si estás encerrada en tu mundo, si no te comunicas conmigo y si tampoco eres especialmente afectuosa, quizá yo como madre tenga algo que ver con todo eso. Y me gustaría saberlo. Me gustaría que me explicaras con sinceridad cómo te sientes. Sólo deseo escucharte y comprenderte.

O: Ustedes no tienen nada que temer. El que les obliguemos a firmar un papel eximiéndonos de toda responsabilidad por posibles perjuicios es sólo un procedimiento legal. No hay ningún peligro en vacunarse. Es más, es necesario para prevenir la infección y para evitar que luego puedan surgir más contagios y complicaciones. Nuestra principal preocupación es su salud.
H: Lo cierto es que la crisis también nos estaba afectando a nosotros. Por eso se nos ocurrió promover la prostitución de algunos organismos internacionales y de numerosos gobiernos. En realidad, este virus es menos agresivo que su equivalente estacional, y podría vencerse con un poco de cama, miel, caldos calentitos y zumo de naranja. Pero, claro, eso no podemos decirlo en público. Se nos acabaría el negocio, y provocaríamos una revolución a escala planetaria.

O: ¿Te has fijado en la paja que tienes en tu ojo?
H: ¡Uy, vaya, pero si delante del mío tengo una viga!

Comentarios