Semiayuno: un poco de descanso para nuestro organismo.

Parece lógico pensar que después de estar 4, 6, 8, 10 ó 12 horas trabajando, o caminando, o realizando cualquier actividad física, al final, se descanse. Es un mecanismo imprescindible para recuperar fuerzas.

A todo esto, yo me pregunto: ¿y nuestro estómago? ¿Y nuestro hígado? ¿Y nuestras glándulas anejas? ¿No descansa nunca nuestro organismo? La respuesta es muy simple: si comemos varias veces todos los días, y habida cuenta de que la digestión es el proceso fisiológico que más energía requiere, prácticamente, no descansa jamás. Y eso, a la larga, agota, podéis estar seguros.

Lo razonable es darle, de vez en cuando, una tregua a nuestro organismo. Qué menos. ¿O es que no se lo merece? A él le debemos tanto... Seguro que lo agradece.

Pero no os asustéis, no voy a hablaros de cómo hacer un ayuno de 40 días, sino de un semiayuno de 24 horas. Ya veréis cómo se trata de algo perfectamente llevadero. Sería tal como sigue:

Para otoño-invierno:

- Al levantarse, por la mañana: una infusión depurativa caliente (la que prefiráis).
- Luego, a lo largo de la mañana, fruta ácida (cítricos, kiwi, piña) en la cantidad que vaya apeteciendo, combinada entre sí y con manzana. Conviene añadirle jengibre rallado (al gusto, pero sin pasarse) para que no nos enfríe demasiado. La fruta se puede comer masticada, en forma de macedonia o de puré.
- Al mediodía, otra infusión (de tomillo o romero, por ejemplo).
- Por la tarde seguimos con la fruta ácida, la manzana y el jengibre.
- Por la noche, caldo de verduras (puerros, cebolla, calabaza, perejil, apio, hinojo, cebolla, etc.). Si se os hace demasiado duro (al hacerlo más veces, uno se acostumbra y no pasa nada), podéis tomar por la noche una crema de verduras con un poco de sémola de maíz o unos trocitos de pan integral tostado).

Para primavera verano, simplemente, sustituir la infusión por el zumo de medio limón rebajado con un poco de agua. No haría falta añadir jengibre. Y podríamos utilizar frutas como el melón o la uva.

Recomendaciones:

- sacad un día antes de hacer el semiayuno la fruta del frigorífico, mejor que la toméis a temeperatura ambiente (al menos, en otoño-invierno),
- evitad las frutas dulces (plátanos, caquis, chirimoyas, etc.) para los semiayunos, ya que son poco depurativas y fácilmente os saturarían;
- elegid un día a la semana en el que os resulte práctico realizarlo (no cuando vais a trabajar);
- si padecéis alguna enfermedad
(como diabetes, hipo/hipertensión, disfunciones intestinales, etc.), consultad antes de realizarlo con un experto cualificado.

Beneficios de este semiayuno:

- aunque parezca curioso, ganar mucha energía (sobre todo, la que no se gasta en la digestión);
- drenar toxinas y, a quien le sobre, perder algo de peso;
- embellecer la piel y el cabello,
- descongestionar el aparato digestivo,
- fluidificar, oxigenar y alcalinizar la sangre;
- mejorar el estreñimiento y otras muchas afecciones o disfunciones, etc.

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