"Flor del desierto", de Sherry Horman.

En nuestro mundo, y en pleno siglo XXI, siguen ocurriendo acontecimientos que, prácticamente cualquiera, calificaría de atroces. Hechos que espantan por su crueldad y que, sin embargo, nos quedan lejos a veces. Esta película, por su parte, consigue acercarnos a uno de esos hechos: la ablación del clítoris. Una torturadora mutilación que sufren casi 130 millones de mujeres en el mundo, la mayoría de ellas niñas africanas.

Tal fue el caso de Waris Dirie, una top model somalí a quien se la practicaron a la edad de cinco años, como al resto de sus hermanas (falleciendo dos de ellas como consecuencia de complicaciones). ¿El motivo? No religioso, como muchos creen, sino la ignorancia más absoluta; y el miedo, por descontado.

Aunque no está escrito en el Corán, se trata de una costumbre muy extendida en una amplia región de África, donde la llevan a cabo tanto musulmanes, como cristianos y animistas. El propósito es que la mujer no pueda experimentar placer sexual, evitar que sea promiscua y que llegue virgen al matrimonio (después de amputarle le cosen hasta dejarle un pequeño orificio para eliminar sus fluidos). Momento en el que el marido volverá a rasgarle con una cuchilla para poder consumar con ella el coito. Porque si una mujer no se somete a este procedimiento, será rechazada por los hombres y expulsada de la comunidad.

Esta película británica (todavía en cartelera en el momento de escribir este post), Flor del desierto (es lo que significa el nombre de su protagonista), dirigida por Sherry Horman, cuenta la vida de la mencionada Waris Dirie: desde su infancia en el desierto somalí hasta su huída al Reino Unido (escapando de un matrimonio amañado con un hombre que bien podría haber sido su abuelo), donde consiguió ser top model y, posteriormente, embajadora de la ONU (para combatir la ablación en todo el mundo).

Me interesa la película porque, aparte que se deja ver con facilidad y entretiene, relata un hecho real, la vida de una mujer víctima de esta práctica, y las vicisitudes por las que hubo de atravesar a lo largo de su vida: momentos ciertamente ingratos y otros llenos de alegría y emoción. Y porque, aun arrellanado en mi cómodo sillón, he sido capaz de identificarme en gran medida con el dolor de la protagonista y con su espíritu de lucha.

Y es que a pesar de las penalidades y de las tribulaciones que esta persona llegó a experimentar en su camino, siguió adelante con su vida, consiguiendo con su labor despertar muchas conciencias.

En fin, confío en que la disfrutéis.

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