La experiencia de Aurore con la copa menstrual

Conocí a Aurore en uno de mis talleres de alimentación, hace cosa de un año. Posteriormente, la vi en un par de ocasiones, ya que a pesar de ser belga, ella residía en Valencia. 

La recuerdo, estando en clase, como una persona curiosa, abierta y especialmente inteligente. Luego, con el tiempo, he creido ver en ella, además, a una persona muy práctica.

Lo pone de manifiesto que sea usuaria de la copa menstrual, un producto que cada vez utilizan más mujeres y que viene a liberarlas de los muchos inconvenientes que plantean los tampones y las compresas. Inconvenientes, sobre todo, para la salud.

Por razones que huelga mencionar, yo no estoy en condiciones de hablaros de la copa menstrual desde mi experiencia. Pero la experiencia de Aurore, magistralmente redactada (pese a ser su idioma materno el francés), es seguro que os interese.

He de deciros que me parece extraordinaria la manera en que Aurore aborda estas explicaciones, pues siendo un tema muy íntimo y delicado, ella lo describe con suma elegancia, y, a la vez, transparencia. Me quito el sombrero. Chapeau !

Los primeros días no han sido muy exitosos, pues parece ser que no conocía bien mi cuerpo. Me refiero a que la copa menstrual se coloca directamente dentro de la vagina, y aunque sea la nuestra propia, no es una parte del cuerpo que investiguemos demasiado nosotras mismas. Por ejemplo, a mí nunca me han gustado demasiado los tampones, me parecen muy invasivos; pero son prácticos para el deporte, por ejemplo. Y siempre los he utilizado sin aplicador. En cambio, sé de muchas chicas que usan exclusivamente tampones con aplicador porque la sensación de penetración es menor. Carlos, siento tener que usar estas palabras. No sé hasta qué punto la gente puede entender que la vagina tiene un papel muy importante para la mujer y que es delicado hablar de ello sin llegar a ambigüedades. Pero eso es exactamente el punto, y lo desarrollaré después.

Decía que los primeros días fueron un poco incómodos, pero no por culpa de la copa menstrual en sí sino porque no sabía muy bien cuánto tiempo podía quedarme sin vaciarla. Te explico: la copa menstrual se coloca más o menos como un tampón. La copa está hecha de goma, se dobla con los dedos y se introduce. Cuando está colocada, la soltamos y entonces se abre haciendo un efecto ventosa. Todo el flujo se recupera entonces en la copa, que se tiene que vaciar, limpiar y recolocar, etc. Obviamente, yo no tenía idea de la cantidad de flujo que tenía. También tenía un poco de miedo de que la introducción de un cuerpo extraño me molestará: es el caso con el tampón, que empuja las paredes en vez de adaptarse a ellas. La gran sorpresa ha sido que, primero, no se tiene que vaciar a menudo (siempre que esté bien colocada). Eso se explica porque, en contraposición con los tampones, la copa menstrual sólo recupera el flujo. Es decir, que los tampones absorben el 65% de flujo menstrual más 35% de mezcla natural de la flora vaginal, creando un desequilibrio en el pH de la vagina. La otra gran sorpresa ha sido que la presencia de la copa menstrual no molesta nada, se adapta al cuerpo, a los movimientos y a veces me olvido de que la estoy llevando. Obviamente, todo esto requiere un poco de costumbre.

Para mí, el lado bueno de la copa menstrual, en realidad, no es tanto un ahorro ecológico o de dinero, sino el hecho que nos acerque a nuestra feminidad y nos invite a conocer mejor a nuestro cuerpo también. Hablando, via email, con una enfermera usuaria de la copa menstrual, me di cuenta de que podía también influir positivamente sobre mis músculos pélvicos. Estos músculos son muy importantes para la mujer, y si no son lo suficientemente fuertes llevan a pérdidas de orina y otros problemas, entre los cuales algunos se relacionan con el placer sexual.

Si me permites, vuelvo un poco sobre el asunto de las chicas a quienes no gusta la sensación de invasión de los tampones. Creo que cuidar el cuerpo es muy importante, y que la feminidad pasa también por el cuidado de nuestras partes íntimas. La sexualidad ha sido siempre un tabú, aunque hoy en día parezca serlo menos. Diría que es casi peor: se han banalizado un montón de prácticas y también cambiaron mucho las mentalidades. Pero muchas mujeres siguen sin conocer bien su cuerpo, a muchas les sigue molestando la idea de introducción con las propias manos de un cuerpo extraño. Pero es así como se descubre lo que hay dentro, que también se descubre si algo va mal y se aprende a convivir con sus ciclos. No es banalizar la vagina, sino controlarla y vivir a su ritmo también. No creo que en España haya demasiados problemas. Te puedo decir que, al contrario de otras nacionalidades, los españoles no tienen problema en usar la palabra "vagina" y a hablar de ello. Indagando por Internet, supe que en los anuncios para compresas y tampones nunca se había utilizado esta palabra. Es como si fuera una palabra que no pegará con "cómoda", "movimientos", "ciclo", "mujer".

En cuanto a lo de vaciar y limpiarla cuando estás en el trabajo, el truco es llevar una botella de agua encima y limpiar la copa menstrual directamente sobre el wáter.


Aurore Courtoy (aurorecourtoy@gmail.com)


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