La espelta gana terreno en los hornos convencionales

El sábado por la tarde iba caminando por el centro de Valencia, por la calle Jorge Juan (a la altura del número12), concretamente, cuando, para mi sorpresa, voy y descubro esto:



Se trata de un horno-pastelería convencional (no ecológico, quiero decir), Casani, en el que se ofrece al público distintas variedades de pan de espelta. Aunque no es el primero en Valencia en hacerlo, pues que yo sepa el Forn de Toni (calle Segorbe, 4) fue pionero en vender un producto de estas características (además, ecológico y elaborado con levadura madre).

Visto lo visto, bienvenida sea la espelta. Donde esté ella, que se quite el trigo. A fin de cuentas, es más nutritiva (contiene todos los aminoácidos que necesita un adulto) y sabrosa, no es alergénica y se digiere mejor.

Ahora, lo que cabe, es demandar productos lo más ecológicos posible, es decir, partir de variedades ecológicas de espelta a la hora de hacer panes, pero pidiendo a los panaderos que no le añadan aditivos panarios artificiales y que eviten utilizar agua del grifo para hacer la masa.

Tengamos en cuenta que a quien posee un negocio le interesa ganar dinero, es decir, vender. Y si los clientes demandan masivamente ciertos productos con unas determinadas características, al final, el empresario, no tendrá más remedio que satisfacer esa demanda (justa demanda, dicho sea de paso).

Comoquiera que sea, esta es una noticia que me alegra y que celebro. Señal de que cada día somos más los profesionales que recomendamos este cereal, y que cada día son más los consumidores concienciados sobre sus bondades.

Desde luego, cuántos cambios está experimentando nuestro mundo.

Y a qué ritmo...

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