¿Cuándo es el momento de rendirse?

Existen personas con un espíritu innato de lucha, y otras más pusilánimes que tiran la toalla antes de empezar (lo que sea). Sin embargo, tengo la convicción de que cuando a alguien le interesa de verdad algo (o alguien) es difícil que ceje en su empeño de alcanzar su meta. Fundamentalmente, porque eso que tanto deseas conseguir es capaz de despertarte una motivación tal, semejante empuje y aliento, que sientes que nada puede detenerte; y sigues adelante pese a todo.

La historia de la Humanidad está salpicada de casos de seres humanos que siguieron adelante a pesar de encontrarse sucesivos obstáculos en su camino. Por ejemplo: ¿sabéis cuántas pruebas con distintos materiales tuvo que llevar a cabo Edison antes de conseguir un filamento duradero para sus bombillas? Pues más de mil. Aunque lo más interesante de esto es que uno de sus discípulos, cuando llegaron al intento número mil (todavía infructuoso), le preguntó a su patrón: ¿Por qué persiste en construir una bombilla si ya lleva acumulados más de mil fracasos? A lo que Edison le contestó: No son fracasos. He conseguido saber mil formas de cómo no se debe hacer una bombilla. Total, que al final, producto de esa actitud (tenaz a más no poder), Edison consiguió crear una bombilla con un filamento duradero.

O por ejemplo: cuando Walt Disney se planteó crear su primer parque de atracciones (Disneyland) tuvo que buscar financiación de los bancos. ¿Y sabéis cuántas sucursales bancarias visitó antes de escuchar un ? Pues más de doscientas. Pero lo más curioso es que la mayoría de los banqueros que escucharon su proyecto le dijeron que era una idea descabellada, inviable, absurda o que jamás sería rentable, que era mejor que se la quitara de la cabeza y se dedicara a otra cosa. ¿Quién va a a ser tan estúpido de ir a un parque de atracciones a ver al pato Donald?, le preguntó a Disney uno de esos banqueros. Sin embargo, Disney siguió adelante con su proyecto, convencido de que era una excelente idea y de que sería rentable. Y así lo fue. Vaya que sí.

En la vida cotidiana son muchas las situaciones que pueden constituir un reto a alcanzar. Para unas personas puede ser conseguir tener una relación de pareja con alguien en particular que desean, para otras puede ser aspirar a un puesto de trabajo bien remunerado, para otras ser capaz de enviar un ser humano a Marte y para otras el desafío reside en alcanzar la salud o la felicidad. Pero la cuestión es, ¿cuándo rendirse? ¿Cómo podemos saber cuándo es el momento adecuado para tirar la toalla? ¿Existe alguna señal que lo indique? ¿Hay alguna regla de sentido común que lo determine?

Personalmente, sólo creo en las limitaciones que cada uno se impone (por miedo o por ignorancia). Y, por supuesto, aquéllas que impone la ética o el respeto a los demás. Por ejemplo: no creo que uno deba seguir adelante con un propósito que termine suponiendo un daño a uno mismo o a terceros. Ése, a mi entender, debe ser el único límite objetivo y universal: el respeto a uno mismo y al resto de personas.

Por lo demás, si la pregunta es: ¿Cuándo debemos rendirnos si estamos entregados a la consecución de un logro? La respuesta correcta sería: Simplemente, cuando uno lo sienta. Ni más ni menos.

Si bien es cierto, insisto, que la historia de la Humanidad está escrita por innumerables y destacados personajes que no se han rendido nunca.

Nunca, jamás.

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