"In Time", de Andrew Niccol.

Los que ya me conocéis un poco sabéis que soy un gran aficionado a la ciencia-ficción, lo cual me predispone para ver cualquier película de este género con buenos ojos. Así y todo, la película que hoy os comento, no la colocaría en el top ten de mis preferidas, pero sí que tendría un hueco en el top fifty.

La puesta en escena de In Time me recordó un poco a la de Gattaca, porque sin ser un largometraje con un presupuesto elevado, han manejado éste hábilmente, recreando algunos detalles de esa sociedad futura con bastante imaginación.

El filme en cuestión, protagonizado por Will Salas (Justin Timberlake), nos sitúa en un futuro cercano en el que la ciencia ha encontrado una fórmula para que el ser humano pueda llegar a vivir indefinidamente. Sin embargo, para evitar el inconveniente de la superpoblación que ello podría comportar, se instala de nacimiento un dispositivo a cada ser humano, una especie de reloj biológico que, a su vez, sirve como moneda de cambio en una sociedad en la que no existe el dinero... sino el tiempo. Y, por cierto, ningún ser humano aparenta más de 25 años.

Merced a este planteamiento, las personas compran bienes y servicios a cambio de perder tiempo de su reloj biológico; y trabajan o comercian para ganar tiempo, esto es: vida.

Me resultó particularmente interesante la película, y por eso la comparto aquí con vosotros, porque se pueden establecer muchas similitudes con ese mundo de ficción y nuestra sociedad actual. Un mundo en el que los ricos viven a cuerpo de rey (a costa de los pobres), pues ostentan la mayor parte del tiempo; y donde los pobres, una vez más, tienen que vivir condenados a trabajar frenéticamente para poder ganar tiempo biológico y así poder sobrevivir.

A lo largo de la geografía planetaria de ese mundo futuro se establecen distintas zonas horarias, a modo de lujosas áreas residenciales delimitadas por fronteras fuertemente custodiadas y alejadas de los guetos, donde conviven estresadamente los pobres, que apenas tienen tiempo para sobrevivir.

¿Pero qué pasaría si uno de esos pobres, accidentalmente, recibiera una fortuna en tiempo y pudiera acceder a una de las áreas residenciales de los ricos?

Pues para conocer la respuesta a esta pregunta hará falta que veáis la película. Comprenderéis que no la voy a desvelar aquí.

Ya os digo: sin ser una de mis películas preferidas en el maravilloso género de la ciencia-ficción, me cautivó enormemente por la trama, bastante ingeniosa y excitante, y por lo que me hizo pensar a posteriori. Porque al final de verla, como os he dicho, me pregunté: ¿Realmente hay tanta diferencia entre ese mundo de ficción y el nuestro?

Yo, desde luego, diría que no.

Comentarios