Empatía y antipatía


Dentro del ámbito de las habilidades sociales, la empatía desempeña un papel fundamental. Básicamente, porque es una forma de acercamiento exitoso, de tender puentes con el otro, y, sobre todo, de ponerse en su piel.

A continuación, pondré algunos ejemplos en los que, partiendo de una misma situación, marco la diferencia entre crear empatía y proximidad con nuestro interlocutor o crear, por el contrario, antipatía y distancia.

Antipatía: Ese abrigo tan largo te sienta fatal, hija mía. Estás para pegarte un tiro.

Empatía: Creo que te sentaría fenomenal un abrigo más corto. Sobre todo, con unas piernas tan preciosas como las tuyas.

(Siempre sentará mejor hacer una amable sugerencia que una crítica corrosiva. Sobre todo, si, al mismo tiempo, resaltamos una cualidad del otro).

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Antipatía: A ver is la próxima vez tienes más cuidado y no te dejas migas en el banco de la cocina. Estoy harta de recogerlas.

Empatía: Me sentiría mucho más a gusto si tenemos más cuidado y evitamos dejar migas en el banco de la cocina. Así nos ahorramos tener que limpiar.

(La primera opción suena a queja y reproche, mientras que la segunda comunica información emocional, implica a ambos interlocutores en el desafío y sugiere la atractiva idea de descargarse de un trabajo innecesario).

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Antipatía: Mejor que olvides esa idea y te dediques a otra cosa. A ti nunca se te ha dado bien hablar en público. Enseguida te pones nervioso.

Empatía: Estoy seguro de que con tiempo y algo de práctica puedes conseguir hablar en público y hacer muchas ventas. Desde luego, cualidades no te faltan.

(Cuando a una persona le falta fe en sí misma, le puede ayudar enormemente tener cerca a alguien que la tenga en ella. Y, en cualquier caso, pienso que uno de los mayores poderes del ser humano es ser capaz de motivar y entusiasmar a otro).

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Antipatía: Ya que me lo preguntas, te diré que deberías pensar muy bien lo de seguir saliendo con ese chico. ¿No ves que te está haciendo daño?

Empatía: Ya que me lo preguntas, para mí es una opción muy saludable que hagas lo que sientas sin temor a equivocarte. De lo que vivas irás aprendiendo. Y ya sabes que estoy aquí para lo que quieras compartir. Puedes contar conmigo.

(El paternalismo genera rechazo, y, demás, infantiliza a la gente. Suele ser más constructivo fomentar el que cada cual sea uno mismo, para que así la persona en cuestión tome sus propias decisiones, que aprenda de ellas y que se responsabilice de sus consecuencias. Y tampoco está mal hacerle partícipe al otro de nuestra disponibilidad, pues, cuanto menos, será reconfortante para él).

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Antipatía: Yo no he hecho nada malo. He dicho la verdad. Estoy siendo honesto.

Empatía: He metido la pata hasta el fondo y creo que te he hecho daño. Te pido que me disculpes. Haré todo lo posible para que no vuelva a ocurrir. Si puedo compensarte de alguna manera, dímelo, por favor.

(Tal vez la humildad, la sinceridad y la honestidad no sean virtudes muy comunes entre las personas, pero quien más y quien menos las reconoce y valora. Además, siempre serán un socorrido as en la manga al que recurrir si las cosas se tuercen... para que no se tuerzan aún más).

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