¿Te gustaría quitarte un gran peso de encima?



De todos los lastres que puede llevar a sus espaldas un ser humano, la culpa es uno de los que más pesa, uno de los que más condiciona su vida. Sin embargo, no a todo el mundo le resulta fácil detectarla. Porque uno puede sentir ese peso, la presión, o una sensación muy desagradable que le acompaña, y no saber que detrás de ello está la culpa.

Conviene aclarar que para que haya culpa tiene que haber juicio primero. O dicho de otro modo: si no hay juicio, no hay culpa. Es decir, la culpa proviene de cómo nos etiquetamos a nosotros mismos... o cómo etiquetamos a los demás.

Por ejemplo:

Imaginemos que Fulanito no suele llegar puntual a sus citas, y a menudo los demás se lo reprochan. De hecho, en su última cita con Menganita volvió a llegar tarde, y ésta, para más inri, le dijo: Qué cara más dura tienes. ¿Cómo has podido llegar media hora tarde? Siempre haces igual. Y yo aquí, esperando la sopa boba como una tonta.

Después del reproche, Fulanito asume sobre sí mismo las palabras de Menganita. Asume la etiqueta de ser un caradura. Lo cual, en su sistema de creencias, está muy mal. Es algo inaceptable. Así pues, él siente que no es válido, que no ha actuado bien, y, por consiguiente, se siente culpable. Y, tal que así, a su malestar por haber llegado tarde, se suma el malestar de tener que cargar con un sentimiento de culpa que, como mínimo, le durará varios minutos, o incluso varias horas.

Fijémonos que estamos hablando de un hecho que no es muy grave, y que, pese a ello, puede provocar un sentimiento de culpa más o menos intenso y prolongado. Así que tratemos de imaginar ahora lo que puede suponer para una persona escuchar cómo su padre le dice desde la infancia, repetidamente, algo como: Todo lo haces mal. Eres un inútil. O el caso de una persona que haya provocado un accidente, en el que haya habido heridos, por un simple descuido de una fracción de segundo. La culpa que se deriva de estos episodios puede llegar a ser tan demoledora como destructiva. Puede, de hecho, impedir que la persona sea feliz de por vida. Y esto es algo dramático. Sobre todo, para quien lo vive en primera persona.

Dos cosas importantes:

Primera: Sin juicio no hay culpa (lo repito).

Y segunda: Para que una persona te haga sentir culpable, necesariamente, tienes que colocarla por encima de ti.

¿Qué significa esto último?

Pues que das más valor a su criterio que al tuyo propio. Lo que implica, a su vez, que no te valoras lo suficiente. Y también, que das demasiada importancia a lo que piensan los demás (máxime, si eso que piensan es sobre ti).

¿Y cómo superar entonces la culpa?

De una manera muy simple:

Primero: En tu sistema de creencias, conviene que sustituyas la palabra CULPA por RESPONSABILIDAD. La culpa te lastra, te debilita y te enferma. La responsabilidad te da poder ante ti mismo y ante los demás. La culpa te lleva a señalar a los demás con tu dedo acusador. La responsabilidad te lleva a mirar tu propio ombligo sin que ello sea un problema para ti.

Y segundo: Quizá sea oportuno y saludable que tengas en consideración lo que los demás puedan decirte. Más que nada, porque de todo se puede aprender si uno quiere. Pero la mejor opción es que te valores a ti mismo y que valores tu propio criterio, que no lo supedites al criterio de los demás. O dicho de otro modo: haz algo para incrementar tu autoestima. Las personas con la autoestima alta no se sienten culpables; se sienten responsables. Las personas con la autoestima alta tienen poder sobre sí mismas y sobre su propia vida.

Volviendo al ejemplo de Fulanito, el que siempre llega tarde a sus citas:

Si Fulanito cultiva la humildad y en virtud de ésta empieza a mirarse el ombligo, no tardará en darse cuenta de que llegar sistemáticamente tarde a las citas implica faltar el respeto al otro y no valorar su tiempo; el cual es sagrado. Y, por tanto, desde esa toma de conciencia, lo único que cabe es que Fulanito asuma su responsabilidad, sin juicios y sin etiquetas, y se recoloque. Es decir, que procure organizarse mejor para no seguir llegando tarde a sus citas. Porque si Fulanito empieza a actuar de este modo, estará demostrando amor hacia sí mismo (autoestima) y amor hacia los demás (consideración, respeto, valoración).

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