Mi experiencia profesional con la Enfermedad de Crohn



Mi experiencia a lo largo de los últimos años con varios pacientes afectados por la Enfermedad de Crohn ha sido tremendamente positiva, y me ha demostrado sobradamente que alguien que la padezca puede curarse completamente siguiendo las pautas adecuadas.

El plan de acción que yo les propongo tiene que ver, por una parte, con armonizar su alimentación; porque en la de estas personas suele haber aspectos muy mejorables. Por otro lado, he descubierto que todas ellas viven situaciones personales muy complicadas (que sienten como irritantes), que se han prolongado en el tiempo y que han terminado superándoles. Sobre todo, a nivel emocional.

Por eso, cuando les he dado pautas de alimentación, de comunicación y de habilidades sociales para que aprendieran a gestionar de una forma más adecuada sus circunstancias, la mejoría no ha tardado en manifestarse. Normalmente, a los pocos días.

De media, lo que necesita un afectado de Crohn para recuperarse con este procedimiento suele estar entre el mes y medio y los tres meses.

El objetivo es ir modificando las pautas alimenticias conforme la persona se va sintiendo mejor y conforme va evolucionando. Incluso se puede llegar al punto en que el paciente pueda terminar comiendo normalmente (dentro de unos hábitos globalmente saludables). Pero para que la enfermedad desaparezca definitivamente es necesario que la persona, como he dicho anteriormente, aprenda a gestionar mejor esas situaciones que le resultan irritantes o intensamente estresantes. Y que esos cambios en su forma de afrontarlas se vean finalmente integrados en su persona.

En el fondo, y en esencia, el procedimiento para superar esta enfermedad es similar al que hace falta para superar cualquier otra:

1) La persona afectada ha de tomar conciencia de cuál es su situación. Es decir, debe comprender la raíz de su padecimiento. Y, por encima de todo, debe asumir su responsabilidad en su proceso de curación (responsabilidad no es culpabilidad).

2) Por descontado, es necesario mejorar ciertos hábitos de vida. Y, sobre todo, la alimentación. Porque, a nivel orgánico, el alimento es el que sostiene nuestro cuerpo, y es el que permite que éste funcione, mejor o peor, según lo que se come (y cómo se come).

3) Por último, y lo más importante: es esencial transformar esas actitudes y comportamientos inarmónicos (conscientes o inconscientes) que alimentan la enfermedad, tanto a nivel físico, mental y emocional. Para ello, hace falta contar con las herramientas adecuadas. Y, con ellas, aprender a gestionar de una manera más constructiva y armoniosa la realidad que vivimos.

Comentarios